¡Existo, luego pienso!

Santos fue premiado con la reelección a pesar del desastre económico y social profundizado por sus políticas. Desastre que en Buga se evidencia en la creciente ruina de los productores agropecuarios, en la destrucción del aparato industrial, en el atraso físico, tecnológico y en la deplorables circunstancias laborales del sistema educativo público, en la asfixia financiera a la que está sometida el Hospital Divino Niño por cuenta de las EPS, en el aumento vertiginoso del desempleo y la informalidad económica, en el aumento de la inseguridad y en el atropello de la reciente actualización catastral. En estas circunstancias, la reelección de Santos, más que el reconocimiento a su labor como Presidente, lo que demuestra es el enorme poder de las maquinarias de los partidos tradicionales.

La elección presidencial de 2014 se produce en medio de una aguda crisis económica, política y social, provocada por el Libre Comercio. Así lo ratifica la destrucción inminente de importantes sectores de la industria y de las distintas formas de la producción agropecuaria nacional, ruina que empuja a millones de colombianos a deplorables estados de pobreza y miseria, mientras tanto, una minoría con su suerte ligada al sistema financiero mundial amasa grandes fortunas gracias a la privatización de las empresas estratégicas de la nación, de la educación, de la salud, los servicios públicos y del sistema pensional. La lista de los atropellos que padecen los colombianos parece interminable, no así, la lista de los responsables.