CAMBIAR LA FUNCIÓN DEL PARQUE LA MERCED NO ES EL CAMINO
Cambiar la funcionalidad del Parque de la Merced es
un error. Las funciones ecológicas que brinda esta zona son vitales para la
ciudad y deben ser fortalecidas. Ejecutar las obras propuestas por el Alcalde
Latorre es ir en contravía de los principios de la preservación ecológica,
incluso del sentido común.
Con 10.824 metros cuadrados y un inventario de 130
árboles, es la última reserva de bosque seco tropical en el casco urbano de
Buga. Esta zona, pese a los problemas ecológicos, cumple con las siguientes
funciones:
1. Es productora de
oxígeno. Una reserva de 10 mil
metros cuadrados puede producir oxígeno para 42 personas diariamente (FAO,
2015).
2. Es receptora de dióxido
de carbono. La FAO calcula que una
persona puede producir mínimo 900 gramos de dióxido de carbono diarios (CO2),
solo por respirar. Así mismo, indican que un árbol puede absorber 410 gramos de
CO2 diarios. En consecuencia, esta zona puede absorber el dióxido de
carbono producido por 60 personas aproximadamente.
3. Es hogar de
especies de fauna. Esta reserva es
hogar de aves y otras especies benéficas para la agricultura y la conservación
de la naturaleza.
4. Es una barrera
natural. Esta línea de árboles
por estar junto al río Guadalajara, actúa como barrera natural para mitigar los
daños que pueden causar una inundación o una avalancha, como la que ya vivió Buga
el 1° de diciembre de 1997.
5. Regula la
temperatura en el casco urbano. La FAO indica que reservas de árboles en las
zonas urbanas contribuyen en reducir la temperatura de entre 2 y 8 grados
centígrados (Ver FAO).
Si se ejecutan las obras que el gobierno contrató,
la reserva de la Merced sufrirá cambios adversos. Las obras civiles representan
un riesgo inminente para la reserva de árboles y la fauna, debido a que el
concreto rígido y los demás materiales de construcción, afectaran de manera
negativa la microbiología del suelo. A lo anterior hay que sumarle los efectos
negativos por el aumento de personas realizando actividades recreativas y
culturales. Que sirva de ejemplo las actuales condiciones del recientemente remodelado
Parque Simón Bolívar, incluso El Vergel. ¿Por qué cambiarle las condiciones a
la última reserva de bosque seco tropical que tiene Buga en el casco urbano?
¿Acaso no hay más parques en la ciudad para realizar actividades deportivas y
culturales?
Hasta la publicación de este artículo el gobierno no
responde a la pregunta: ¿Dónde está el estudio técnico del impacto que
producirán las obras en las condiciones biofísicas del Parque? La Ley 99 de
1993 indica que en estos casos se debe proceder amparados en el principio de precaución. Esto es, debe
existir evidencia científica de que una obra no afectará de manera negativa un
entorno ecológico.
Si el gobierno pretende “Garantizar la conservación de la riqueza arbórea y potenciar la
condición ambiental y paisajística de la ronda del río Guadalajara”, debe
contemplar una intervención que fortalezca las funciones ecológicas de la zona
y no una que cambie a funciones culturales. Garantizar la conservación de esta
reserva implica: atención fitosanitaria de los árboles, recuperar la capa
vegetal degrada, regular la presencia de la hormiga arriera, sembrar nuevos
árboles, organizar el ornato, instalar sillas e iluminación en el andén del
parque. Hacer lo contrario es condenar esta reserva a desaparecer. ¿Están
preparando las condiciones para canalizar finalmente el río Guadalajara?
La discusión no se centra, como lo quiere hacer
ver el gobierno, en sí se talan cinco o siete árboles. Tampoco es aceptable la
idea de talar árboles en el casco urbano, así estén enfermos, y remplazarlos en
la cuenca media del río Guadalajara. La cuestión central es si el Parque de la
Merced se fortalece como una reserva ecológica o si convierte en un lugar para
el acondicionamiento físico y la recepción de visitantes que vienen al
Milagroso. La idea de reserva ecológica es contraria al de parque
“bio-saludable”.
Los bugueños debemos elegir entre asuntos vitales y
aspectos importantes. Los parques para el esparcimiento y el ejercicio son
importantes, pero las reservas ecológicas son vitales para la existencia
humana. Formas de hacer ejercicio hay muchas, pero maneras de producir oxígeno
muy pocas; la de los árboles es gratis y efectiva.
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